18.000 personas, según datos de la Delegación del Gobierno, se manifestaron ayer en Madrid contra el juicio del procés y por la libertad de los presos independentistas
La marcha, apoyada por formaciones políticas de otras comunidades españolas, es un acto de “reafirmación de la colectividad” que sirve para que “se vea que no estamos solos”, según una asistente
“Libertad presos políticos”, “Este juicio es una farsa” y “Los catalanes hacen cosas” estuvieron entre los lemas más coreados.
Analía Plaza
Plaza de Callao, sábado al mediodía. Dos personas pasean con camisetas amarillas con la cara de Carme Forcadell. Una pareja despistada se gira y espeta: “¿Carme Forcadell? ¡Pero bueno! ¿Qué está pasando aquí?”
Sucedía que pocas horas más tarde comenzaba la primera gran manifestación independentista en la capital contra el juicio del procés y por la libertad de los dirigentes presos, bajo el lema ‘La autodeterminación no es delito. Democracia es decidir’. Los manifestantes, llegados en 500 autobuses, 10 AVE y sus coches particulares desde Cataluña y otras partes de España – Galicia, Andalucía, Aragón o el País Vasco -, tenían como objetivo replicar la manifestación de diciembre de 2017 en Bruselas y superar la convocada por el PP, Ciudadanos y VOX el pasado 10 de febrero, que reunió a 50.000 personas para exigir la salida de Sánchez.
Cibeles, durante la manifestación independentista Madrid
Sin embargo, según datos de la Delegación del Gobierno, la marcha reunió finalmente a 18.000 personas, menos de la mitad de lo esperado. “Individualmente, todos nos preguntamos si no será un fracaso la siguiente”, decía uno de los asistentes antes de comenzar. “Pero aquí estamos. Y hay miles de personas”. ANC, uno de los organizadores, cifró la asistencia muy por encima del dato oficial: en 120.000 personas.
El comienzo del recorrido estaba convocado a las seis de la tarde en Atocha, aunque los manifestantes ocuparon Cibeles y el Paseo del Prado desde un par de horas antes. A diferencia de otras convocatorias en la capital, la rotonda de Atocha no estaba cerrada a los coches, así que a las seis no había allí demasiada gente que conformara la que debería haber sido la cabeza. Algunos asistentes preguntaban desorientados si de verdad empezaba ahí. A esa hora todo el mundo estaba ya coreando más arriba, a la altura del museo del Prado.
Un manifestante con la bandera de ‘Libertad presos políticos’ A.P
“Esta manifestación es pequeña para nosotros”, comenta otra de las participantes. “Pero es en Madrid, así se nos ve más”. Venir a la capital, continúa, es un acto de “reafirmación de la colectividad” que sirve para que “se vea que no estamos solos”.
Aunque la mayoría eran catalanes – y casi todas las proclamas se coreaban en catalán – los asistentes agradecieron y mencionaron la presencia de gente de otras comunidades. BNG, EH Bildu o Anova estuvieron entre las formaciones políticas participantes de otros puntos del país. También asociaciones como Madrileños por el Derecho a Decidir, Izquierda Castellana o el Sindicato Andaluz de Trabajadores. “Es una barbaridad que haya presos políticos. Estamos aquí por solidaridad”, comenta un portavoz de este último. “España es una cárcel de pueblos que se dedica a reprimir libertades mientras da lecciones de moralidad”.
El Fairy, uno de los protagonistas de la manifestación Madrid
“Libertad presos políticos”, “Este juicio es una farsa”, “Los catalanes hacen cosas” y “Fairy Fairy Ultra” estuvieron entre los lemas más coreados. Las botellas del líquido lavaplatos y las urnas, entre los objetos y símbolos más repetidos junto a varias esteladas gigantes en distintos puntos de la marcha.
Una estelada gigante delante del Hotel Palace A.P
Para muchos de los asistentes, esta manifestación es una más de todas las que llevan desde que comenzó el procés. “Hemos ido a todas, también a Bruselas”, cuentan tres señoras de Badalona que han llegado en autobús, pagando de su bolsillo los cuarenta euros de billete. “Estamos aquí por la detención de nuestros gobernantes, votados por el pueblo catalán. El Gobierno español está muy cerrado y le cuesta entender. En el juicio hay pruebas de las defensas que no dejan poner“.
El juicio contra los dirigentes catalanes, que comenzó el pasado 12 de febrero, ha avivado la llama independentista, que sigue movilizada casi diez años después de la primera sentencia del Estatut. “Y ahí seguimos, cada vez más”, concluye uno de los asistentes. “A veces baja”, añade otra. “Es cansado estar ahí picando piedra contra un muro. Pero seguiremos. Falta la sentencia. Ellos lo han dado todo, así que nosotros tenemos que hacerlo también”.
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